EUROPA
PRESS
9 julio
2023
Este
es el ejercicio definitivo para alejar el Alzheimer
Hay actividades que han demostrado ser
especialmente beneficiosas para la salud de las personas por varios motivos:
mejoran el equilibrio y la flexibilidad, fortalecen los huesos, mantienen el
peso bajo control, protegen las articulaciones, e incluso mejoran el
rendimiento de la memoria.
Ahora, un artículo publicado en 'Frontiers
in Neuroscience' por investigadores brasileños
afiliados a la Universidad Federal de San Paulo (UNIFESP) y a la Universidad de
San Paulo (USP) sugiere que un tipo de entrenamiento ampliamente conocido puede
prevenir el Alzheimer, o al menos retrasar la aparición de los síntomas; lo que
la convierte en una terapia sencilla y asequible para los enfermos de
Alzheimer.
Los investigadores han observado que incluir en la rutina
deportiva ejercicios de resistencia ayuda a prevenir o, al menos, a retrasar la
aparición del Alzheimer. Aunque es poco probable que las personas mayores y los
pacientes con demencia puedan hacer largas carreras diarias o realizar otros
ejercicios aeróbicos de alta intensidad, esta actividad hace tiempo que es
objetivo de la mayoría de los estudios científicos sobre el Alzheimer.
Para observar los efectos neuroprotectores
de esta práctica, investigadores de los Departamentos de Fisiología y
Psicobiología de la UNIFESP, y del Departamento de Bioquímica del Instituto de
Química de la USP (IQ-USP), realizaron experimentos con ratones transgénicos
con una mutación responsable de la acumulación de placas de beta-amiloide en el
cerebro. Esta proteína se acumula en el sistema nervioso central, deteriora las
conexiones sinápticas y daña las neuronas, todas ellas características del
Alzheimer.
Durante el estudio, financiado por la FAPESP, se entrenó a
los ratones para subir una escalera de 110 centímetros con una inclinación de
80° y 2 cm entre peldaños. Se les fijaron cargas en la cola correspondientes al
75, 90 y 100 por ciento de su peso corporal. El experimento imitaba ciertos
tipos de entrenamiento de resistencia realizado por humanos en gimnasios.
Al final de un periodo de cuatro semanas de entrenamiento,
se tomaron muestras de sangre para medir los niveles plasmáticos de
corticosterona, la hormona de los ratones equivalente al cortisol en los
humanos; el aumento de los niveles en respuesta al estrés aumenta el riesgo de
desarrollar Alzheimer.
Los niveles de la hormona eran normales (iguales a los
encontrados en el grupo de control formado por animales sin la mutación) en los
ratones entrenados con ejercicio, y el análisis de su tejido cerebral mostró
una disminución en la formación de placas beta-amiloides.
"Esto confirma que la actividad física puede revertir
las alteraciones neuropatológicas que causan los síntomas clínicos de la enfermedad",
afirma el primer autor del artículo, Henrique Correia Campos.
"También observamos el comportamiento de los animales
para evaluar su ansiedad en la prueba de campo abierto --que mide la evitación
de la zona central de una caja, la que más estrés provoca-- y descubrimos que
el ejercicio de resistencia reducía la hiperlocalidad
a niveles similares a los controles entre los ratones con el fenotipo asociado
al Alzheimer", ha apuntado la co-primera autora del artículo e
investigadora del Laboratorio de Neurociencias del IQ-USP, Deidiane
Elisa Ribeiro. La agitación, la inquietud y la deambulación son síntomas
tempranos frecuentes del Alzheimer y otros tipos de demencia.
"El ejercicio de resistencia se está revelando cada vez
más como una estrategia eficaz para evitar la aparición de los síntomas del
Alzheimer esporádico, no causado directamente por una única mutación genética
hereditaria, que es multifactorial y puede estar asociado al envejecimiento, o
para retrasar su aparición en el Alzheimer familiar. La principal razón posible
de esta eficacia es la acción antiinflamatoria del ejercicio de
resistencia", afirma por su parte la última autora del artículo, Beatriz
Monteiro Longo.
Revisión de la literatura
El estudio del modelo animal se basó en una revisión de la
literatura publicada en 'Frontiers in Neuroscience', donde el mismo grupo de la UNIFESP recopiló
pruebas clínicas de que los beneficios del ejercicio de resistencia incluyen
efectos positivos sobre la disfunción cognitiva, el déficit de memoria y los
problemas de comportamiento en pacientes con Alzheimer, concluyendo que puede
ser una alternativa asequible o una terapia coadyuvante.
"El Alzheimer no afecta solo al paciente. Afecta a toda
la familia, especialmente en los hogares de bajos ingresos", afirma
Caroline Vieira Azevedo, primera autora del artículo de revisión y estudiante
de posgrado en la UNIFESP. Por ello, insta a utilizar ambos artículos para
estimular la creación de políticas públicas. "Imaginemos el ahorro de
costes si se aplaza diez años la aparición de los síntomas en los pacientes
mayores", ha finalizado.
¿Qué deportes entran dentro del entrenamiento de resistencia?
Los ejercicios de resistencia son uno de los cuatro tipos de
ejercicio, junto con los ejercicios de fuerza, equilibrio y flexibilidad, que
más están indicados. En el caso de los de resistencia, puede consistir en
caminar con rapidez, correr, bailar, montar en bicicleta o subir escaleras en
el trabajo o en casa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el
ejercicio de resistencia como la mejor opción para entrenar el equilibrio,
mejorar la postura y prevenir las caídas. Al final se trata de un entrenamiento
cuyo objetivo es realizar el mayor esfuerzo durante el mayor tiempo posible. Se
puede conseguir una resistencia aeróbica y anaeróbica.
El ejercicio de resistencia implica la contracción de
músculos específicos contra una resistencia externa y se considera una
estrategia esencial para aumentar la masa muscular, la fuerza y la densidad
ósea, así como para mejorar la composición corporal general, la capacidad
funcional y el equilibrio. También ayuda a prevenir o mitigar la sarcopenia
(atrofia muscular), facilitando la realización de las tareas cotidianas.